martes, 8 de septiembre de 2009

HISTORIA


HISTORIA DE LOS JARDINES COLGANTES DE BABILONIA


Estamos en a mediados del siglo VI a. de C., y gobierna el rey Nabucodonosor II, el más famoso de todos los del mismo nombre. Además de un gran guerrero y conquistador, Nabucodonosor es también un gran arquitecto: la ciudad rebosa de construcciones monumentales. Sin embargo, algo se echa de menos en esta majestuosa ciudad: todo es demasiado llano, demasiado rectilíneo. Si subimos lo suficientemente alto, veremos toda la ciudad de un vistazo. Esto entristece a Amytis, la esposa de Nabucodonosor. Ella es una princesa meda, y se crió en montes y colinas exuberantes de vegetación. Esta tristeza disgusta al rey. ¡Él, que ha vencido en todas las batallas, que ha levantado de la nada una ciudad impresionante, no consigue devolver la alegría a su esposa! Eso no puede ser. ¿Amytis echa de menos sus colinas? Pues no faltaba más: el se las construirá. ¿Acaso no es el más famoso constructor de su tiempo? En seguida ordena traer grandes piedras, pues los ladrillos utilizados normalmente no resisten bien la humedad. Así, edifica una serie de terrazas escalonadas en las cuales deposita la tierra necesaria y empieza a plantar árboles, flores, arbustos, etc.

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